Espiral espirada 1 (reuso)
fragmento de “Notas atravesadas por una espiral”, E. Oroza, 2016.
Rodeaba la roca el capitán español cuando saltó sobre él un nativo de movimientos vertiginosos. Atinó el conquistador a ver los tres relámpagos de nácar rosado que rajaron la carne de su cara, la piel de un antebrazo levantado a la defensiva y la del pecho, ahora roto y sin aire. Con las manos metidas en el interior de las espirales de dos cobos gigantes, el púgil indígena —cinco siglos antes que el también tunero Teófilo Stevenson—rodeó a su contrincante para asestarle en la nuca un jab mortífero con el cobo diestro. Este último janazo espantó, con un chasquido, el aliento vital del español. En su fuga lanzó el indígena el cobo izquierdo al mar Caribe. Subió una duna y sopló el cobo ensangrentado que tenía en la mano derecha. La punta del caracol, donde apretó sus labios jadeantes, había sido cortada con este propósito. Un rugido en espiral, grave como un lamento de isla, salió de la concha e invadió el litoral, así avisó a sus hermanos sobre su victoria.
Tres horas después, adormecido por un atracón de cobo y cangrejo, enrolla el púgil taíno una hoja de cohoba (tabaco) alrededor de un mazo de tiras secas de la misma planta. Envuelve bien con la hoja exterior, seca pero flexible, y corta el borde con una lasca nacarada de concha que encontró y no tuvo que afilar. Enciende la espiral vegetal por un extremo con un tizón, y absorbe el humo, lo expulsa lentamente con su aliento. Para no perderse nada, persigue el humo con su nariz. Repite la acción varias veces, hasta dejarse llevar por el mareo. Cuando cae en el abismo del sueño escucha un lejano rugido de cobo. Le llaman sus hermanos, pero ni el más ágil y fuerte nativo de Cuba puede derrotar la siesta. Una planta (el tabaco) y una bestia (el cobo), ambos en espiral, filtran el aire que se respira en la isla. Solo el aire de otra espiral siniestra puede romper la calma y acelerar el ritmo respiratorio del caribe. Era el enemigo más impío antes de llegar el colonizador. No lo nombran, temen que al hacerlo, el viento que exhalan por la boca se agigante y arrase con todo. No hay que llamar al huracán.
1. Octavio Paz empleó la imagen “espiral espirada” en su traducción de “aboli bibelot” del Soneto en ix (Ix sonnet) de Mallarmé. Sobre la creación de esta secuencia comentó: “Espiral espirada es defendible hasta cierto punto, porque la conca tiene forma de espiral y por ser instrumento de viento: aspiración y espiración, aparición y desaparición. Emblema del mar, la música y el ir y venir de la vida humana”. Entrevista a Octavio Paz. Rita Guibert, Pasión critica, Barcelona, Seix Barral, 1985, p. 81.
2. Nombre vulgar en Cuba del caracol costero gigante y apelativo equivalente a Strombus lucifer, Strombus gigas o Lobatus (strombus ) gigas.