RIKIMBILI. Une étude sur la désobéissance technologique et quelques formes de réinvention. 2009
Ernesto Oroza
(Préfacier) Marie-Haude Caraës
Traducteur: Nicole Marchand-Zanartu
“PLOUGHSHARES AS TECHNOLOGICAL DISOBEDIENCE (CUBA)
Cite du design is a broad church. Whilst hordes of courtiers flocked around the Minister like starlings at sunset, copies of a subversive new book, by Ernesto Oroza, were being distributed by Cite’s publications team. Rikimbili – “a study of technological disobedience and other forms of re-invention” – describes how Cubans have adapted and recycled industrial objects…
…The book’s title, Rikimbili, is named after a two-wheeled vehicle that started its life as a bicycle. The book is subversive because, for me anyway, it describes the kind of design we’ll be doing in the coming age of scarcity industrialism (a phrase of John Michael Greer). Design shows filled with shiny objects, by contrast, are best perceived as historical events about a pardigm that has passed.”
John Thackara
from: doorsofperception.com
Studio Scrap stools and Provisional bench at Once Upon a Chair. Design Beyond the Icon.
Once Upon a Chair. Design Beyond the Icon
GESTALTEN
Editors: R. Klanten, S. Ehmann, A. Kupetz, S. Moreno
Release: September 2009
Format: 22,7 x 28,1 cm
Features: 272 pages, full colour, hardcover
ISBN: 978-3-89955-256-0
Once Upon a Chair is an international up-to-the minute survey of contemporary furniture design. The book captures the zeitgeist of this rigorous industry by examining current trends and presenting pioneering examples by the world’s most influential designers and emerging talents. The collected works indicate a recognisable shift towards progressive responsible designs that make a social impact and the revival of artisanal craft. It further explores how designers are focusing more on process-driven and storytelling concepts as well as the continuing flirtation with material and technological experimentation.
Updating City (theorem). 2000-2010
Founded metal bars chairs, monobloc plastic chairs, metal bars.
Objects of necessity
In certain contemporary urban areas the necessity generates objects that look more the result of an unavoidable sedimentation of materials cornered by the wind into the shapes of the city than the result of a productive activity.
Broken metal chairs loosen from a school and plastic chairs, also broken, expelled from a cafeteria, nearly one piece each month, they ramble around the neighborhood until they get tangentially trapped inside a human activity: a security guard, a street vendor, a ruined bus stop, a mechanic having his business on the sidewalk. It happens everywhere at the same time, as if a hypothetical grid formed by all the broken plastic seats in the city fit by gravity with the gridded field of metal broken chairs spread years ago around Havana. The necessity generates a fatal equation that, under similar circumstances, produces the same results. The individual in need will focus exclusively the repertoire of the usefulness, propitiating a conjunction, a harvest time.
Declaración de Necesidad Una entrevista a Ernesto Oroza por Guillém Ferrán para d[x]i
Cultura & Post-diseño
Numero 36, Ano IX
Freddy book. 2010
A publication by Gean Moreno and Ernesto Oroza.
Printed in Montevideo, Uruguay, Jan-2010 (spanish version);
Pinted in Florida. US, June-2010 (english version).
Textos Moiré © 2010
www.textosmoire.org
Rent Electricity Gas at 380 NW 24th Street
On behalf of Terri and Donna, Miami based curator Agatha Wara has set up a curious space called RENT ELECTRICITY GAS (a title borrowed from a Martin Kippenberger artwork). Featuring artworks in the form of seats and benches by Jim Drain, Nick Lobo, Ernesto Oroza and a young German artist Phillip Zach the space’s main function is as a bar. When asked “why a bar?”, Wara simply replied “ because what is the point of making more exhibitions?”
The bar opened in conjunction with Felix Larreta’s SPHERESCENT, the latest exhibition by Terri and Donna, a small but spicy gallery located on NW 36th Street. Located in a large warehouse, RENT ELECTRICITY GAS occupies the main space that you have to walk through in order to get to Laretta’s piece located in one of many partitioned areas within the warehouse. The bar, although more of a concept than a serious business model, is functioning and for the next few weeks will serve some peculiar and actually pretty funny drinks made by Wara’s “foodist” friends. “My bar idea is really an experiment, a bar and an exhibition in one, but neither at the same time. That is what I am hoping to accomplish anyway,” said Wara.
Rent Electricity Gas at 380 NW 24th Street
Bar co-ordinated by Agatha Wara.
Terri and Donna, Miami, US. www.terrianddonna.com
Art Baselita Mama’s Little Girl at Ede Zones. Curated by Glexis Novoa. More info here.
OPENING DECEMBER 2
ARTISTS SELECTED FOR 2009 ART BASELITA:
Sandra Ceballos | Espacio Aglutinador | Havana
Alfredo Márquez
Jorge Luis Marrero | Espacio Aglutinador | Havana
Ferran Martin
Charo Oquet
Ezequiel Suárez
Sam Shultz
Vargas-Suarez Universal
Jose Ánagel Vincench
Oroza y Moreno: Desaprendiendo algunas viejas leyes.
Orlando Hernández – 2009
Estoy en deuda con Ernesto Oroza. Es una deuda de conocimientos que probablemente él ignora. (Todavía no puedo decir lo mismo de Gean Moreno, a quien conozco muy poco, pero probablemente en el futuro me suceda lo mismo). Hubiera podido no confesar esta deuda y atribuirme disimuladamente los beneficios que de ella se desprenden, pero no he sido nunca un miserable. Aprender no es un proceso tan difícil, pero a veces resulta trabajoso o incómodo recordar dónde o con quién aprendimos algo, y decidirnos a reconocerlo y a agradecerlo (si es posible públicamente, como pretendo hacer aquí). Tenemos la ilusión de que el conocimiento que hemos alcanzado sobre cualquier asunto es un regalo de nuestra propia inteligencia, de nuestra capacidad intelectual, de nuestro talento, pero uno a la larga se da cuenta que ese conocimiento es sólo la lenta e invisible acumulación y selección de todo lo que hemos ido aprendiendo aquí y allá, en los libros, en las conversaciones, observando cómo la gente hace las cosas, guiándonos por la experiencia de los demás, por los logros y errores de los otros. De los más viejos, de los más jóvenes y de los niños. De los “expertos” y de los “ignorantes”. De los muertos y de los vivos. Lamentablemente, al final resulta que quizás es muy poco lo que uno mismo ha podido aportar a esa acumulación, a ese depósito de conocimientos, pero se reconforta con la idea de que al menos no se ha quedado con los brazos cruzados.
En el caso de Oroza, se trata de una deuda de tipo teórico, de percepción, o de visión general sobre esa zona de la cultura que antes llamábamos con más comodidad “popular” por considerar que era algo que se hallaba situado en las antípodas o en una especie de polo opuesto a lo que considerábamos la cultura de élite, ilustrada, “culta”, y a cuyos dos extremos—si es que realmente algo puede tener sólo dos extremos—he dedicado (o desperdiciado) parte de mis especulaciones y escrituras durante casi treinta años. Lo que le debo a Oroza tiene que ver en gran medida con la magnitud o con la escala y complejidad en que se desarrollan o se despliegan esas polaridades culturales (o esas supuestas polaridades culturales), con la amplitud y diversidad de tipologías que su trabajo ha ido agregando a los listados previos (o al menos a mis listados previos), y desde luego, con cuestiones de orden taxonómico y axiológico, y que en lenguaje vulgar tienen que ver, respectivamente, con la manera de ordenar o clasificar metódicamente cualquier producto cultural (sin importar el rango que estos tengan) y con los valores (de cualquier tipo) que uno esté dispuesto a atribuirles y a proponer ante el criterio de los otros, venciendo las habituales resistencias que opone cualquier tradición establecida. Como se ve, no resulta una deuda pequeña.
Hubo cierto anticipo de estas ideas en el “contenido” que emanaba de aquellas colecciones de objetos organizadas en los 90 por el Gabinete Ordo Amoris en el que Oroza participó, pero sus reflexiones posteriores como teórico y como diseñador y artista (si es que en su caso se pueden separar esas actividades) tuvieron la virtud de incrementar de manera muy provechosa mi viejo inventario de objetos y ambientes donde era posible encontrar y celebrar la creatividad “popular”, de los no-expertos, es decir, de la gente común y corriente (que es lo que somos todos, sin excepción, en determinadas situaciones). Desde luego que este incremento o actualización pudo ocurrir porque mi inventario se mantenía en un terreno relativamente ortodoxo, demasiado apegado a la creación artística, a las “artesanías”, a los objetos, vestimentas y ambientes rituales afro-religiosos, es decir, a conjuntos que ya se hallaban en general constituidos en Sistemas y estudiados ya sea por la historia del arte, o por la etnología. Podría alegar en mi defensa que yo también había ido incorporando tímidamente a este inventario (aunque privadamente y sin mezclarlo del todo con los inventarios anteriores) los tatuajes artesanales y otras manualidades de origen carcelario, las sobrecamas de retazos, ciertos pelados y peinados (especialmente de las personas negras), las pinturas decorativas de uñas, la decoración en merengue de las panetelas (o “cakes”) y otras formas de expresión callejera de difícil ubicación, etc., pero de cualquier manera reconozco que mi visión se hallaba principalmente (y quizás aún se halla) demasiado apegada a criterios “estéticos”, o simbólicos, sin que me entusiasmara a ir mucho más allá. Esta ha sido, sin lugar a dudas, una de las molestas rémoras de mi formación profesional como historiador y crítico de “arte”, de la cual creo que ido logrando desembarazarme. Quizás el carácter más pragmático, más relacionado con la eficiencia, con lo funcional, que siempre ha predominado en disciplinas como el diseño, la arquitectura o el urbanismo, le han permitido a Oroza estos acercamientos despojados de misticismos, de esteticismos. De cierta manera la obra teórica de Oroza (ahora llevada a cabo junto a Gean Moreno) parece confirmar o reforzar mi propia concepción del carácter más o menos accesorio, no prioritario o poco importante de “lo estético” (y en especial de la belleza) dentro del complejísimo panorama de la producción cultural humana, y esto es algo que debiera agregar a mi lista de deudas.
Pero debo confesar que inicialmente experimenté cierta incomodidad ante los objetos o ambientes que con tanta desfachatez y seriedad Oroza seleccionaba y estudiaba, sobre todo por su inclinación a darle prioridad a los estados o condiciones deficitarias, a veces lamentables, catastróficas en que esos objetos eran producidos o inventados, sin que sus comentarios insistieran, o hicieran la más mínima alusión a las “calidades” estéticas o a los contenidos simbólicos de dichas creaciones. En realidad, me enfrentaba a una especie de desilusión o pérdida de la inocencia con respecto a la vieja concepción (romántica, idealista, esteticista) de los productos de la cultura popular, a los que siempre trataba de asignarles alguna “identidad” grupal o algún “significado” proveniente de los objetos mismos y no de las situaciones en que estos fueron creados. Lo que Oroza parecía destacar eran, por el contrario, los resultados (más o menos eficientes, según los casos) que los creadores (nuevamente, cualquiera de nosotros) lográbamos alcanzar en nuestro afán por contrarrestar las dificultades del medio, y que respondían generalmente a estatus deficitarios, de escasez, de necesidad, de pobreza, o en otro sentido, de prohibición, de control estatal, de censura.
La lectura que hacía Ernesto Oroza de esos objetos, ambientes y comportamientos (y las que hace ahora en otros contextos junto a Gean Moreno) siempre ha sido una lectura política, mucho más cruda y objetiva que todas las lecturas o acercamientos que yo estaba habituado a aceptar como válidas, aunque sus análisis tampoco constituyeran propiamente formas directas de denuncia o panfletos críticos sobre las innumerables “necesidades” de la gente (ya sea en el caso de los cubanos, o de los inmigrantes de otras latitudes residentes en Miami). Haber escogido, en el caso de Cuba, el Periodo Especial en Tiempo de Paz como marco histórico de sus investigaciones (un lapso bastante elástico, y cíclico, por cierto, que puede extenderse fácilmente hasta la actualidad) constituía no sólo un gesto de verdadera provocación intelectual, moral y política, sino una postura cognoscitiva ejemplar dirigida a las inercias de historiadores, sociólogos, antropólogos y demás estudiosos, quienes muchas veces se hallan enfrascados en los grandes acontecimientos, en los personajes relevantes, o en los productos culturales y artísticos destacados, y se desentienden de los procesos de la “vida real” de la sociedad y de la cultura. Por primera vez alguien se proponía descubrir y estudiar seriamente objetos y artefactos cotidianos o ambientes arquitectónicos (o comportamientos sociales, como las acumulaciones o reservas de objetos o de fragmentos de objetos destinados a usos futuros, etc.) no como creaciones o estrategias ocurrentes, algunas de ellas francamente proscritas o excomulgadas por las disposiciones legales del Estado, sino como condensadores y portadores de otros valores y significados, y por eso mismo, situados al mismo nivel de interés, de importancia que cualquier otro producto cultural que uno fuera capaz de estudiar. Oroza estaba investigando una parte de la cultura cubana que otros preferían esconder con vergüenza, pero que ponían en evidencia otras facetas de la creatividad, de la originalidad, de la astucia, y también de la valentía, de la resistencia, de la invencibilidad que poseían los mismos integrantes del pueblo cubano que practicaban otras manifestaciones que sí eran aceptadas, reconocidas y aplaudidas en otros escenarios. Como si tratara de mostrarnos que era sencillamente el mismo y poderoso gen el que gobernaba, de un lado, la creación artística, musical, literaria, y de otro lado, la invención del picadillo de gofio, los bisteques de toronja, de colcha de trapear, o cualquiera de las miles de ingeniosas invenciones que aún nos mantiene funcionando y que sólo por eso muy bien podrían optar por un –aún no estatuido– premio Nobel de la Sobrevivencia.
En realidad son muy pocos los que se interesan por lo no-interesante, por lo intrascendente, por las cosas que quedan atrapadas o abandonadas en los intersticios, que no pertenecen a ninguna disciplina de estudio; cosas sin prestigio, desacreditadas, ridiculizadas, desatendidas por la mayoría de los historiadores, críticos y teóricos del arte o del diseño, por los sociólogos, antropólogos y culturólogos, que ni siquiera llegan a ser consideradas de mal gusto, antiestéticas, feas, sino simplemente inútiles, prescindibles, desechables, insignificantes, pero desde las cuales también puede darse el gran salto hacia la comprensión del Universo. Y éste ha sido el árido terreno de investigación de Oroza y Moreno.
El interés actual de Oroza y Moreno por estudiar el uso de bocinas callejeras en el exterior de un grupo de comercios del (para mí desconocido) Pequeño Haití en Miami, la discreción con que son desplegados sus cables, la reutilización o re-funcionalización de objetos recuperados del entorno, el carácter efímero o provisional de su emplazamiento para evitar sospechas de que son permanentes y que les permite a dichos comerciantes (probablemente inmigrantes no precisamente de Haití, sino de cualquier zona del Caribe y Latinoamérica) transgredir las normas y prohibiciones burocráticas establecidas, nos permite entender que sin lugar a dudas tales acciones irán transformando por su cuenta y silenciosamente la imagen de aquella ciudad y de sus habitantes y transeúntes. Esto refleja no sólo un decidido escepticismo o despreocupación por la labor de los expertos, de los diseñadores, arquitectos y urbanistas, sino también un escepticismo frente a la función del Estado y sus instituciones, lo cual resulta un sentimiento muy familiar a los cubanos, quienes con acciones muy semejantes (estúdiense las amplias redes secretas de cables para la trasmisión de la señal de antenas parabólicas, por ejemplo) han estado tratando de hacer prescindible al Estado, con su manía de querer controlarlo todo, forzándolo con astutas estrategias a que abandone de una vez por todas su pretensión de seguir funcionando como un rígido y autoritario hardware y permita que la sociedad se convierta en un alegre conjunto de software libres, a cuyos códigos todos puedan tener acceso para cambiar todo lo que deba ser cambiado cada vez que sea necesario. Me cuesta decirlo, pero son acciones y estrategias ciudadanas (las del Pequeño Haití) de las que apenas podemos aprender mucho en Cuba. Creo que –y no quiero ser acusado de chovinismo—que Cuba se ha convertido, sobre todo en los últimos 10 o 15 años, en una gran potencia en cualquiera de estas artimañas.
Pero además de en el plano de lo material, de lo físico, de lo objetual, de lo espacial, esto también ha estado sucediendo en el plano de la realidad espiritual, psicológica, moral del cubano. No sólo ha ido surgiendo en Cuba una “desobediencia tecnológica”, como la llama Oroza, a nivel del diseño, de las readecuaciones y articulaciones novedosas en la creación de objetos cotidianos, de nuestras viviendas, de nuestras fachadas y del entorno urbano, sino que los cubanos hemos aprendido a reaccionar e innovar también discreta pero decididamente ante las inclementes presiones generadas por la intolerancia y la cerrazón oficial, creando novísimas formas de expresión y acción subterránea, silenciosa, (como en los rápidos discursos susurrados de los vendedores ambulantes sin licencia) o utilizando los escasos resquicios de Internet para generar negocios, facilitar permutas y otros muchos servicios o trasmitir información no autorizada, o haciendo uso de todas las variantes del disimulo, de la doble moral, de las falsas aceptaciones públicas y las negaciones privadas, y otras miles de acciones imposibles de controlar por las autoridades, lo cual, en su conjunto, ha ido conformando otra imagen (o autoimagen) de nuestra sociedad muy distinta a la imagen que aparece en la prensa oficial y en la TV: se trata de un nuevo “diseño” social, psicológico, moral y político de los cubanos actuales. ¿No es de ahí de donde quizás esté naciendo verdaderamente el “Hombre Nuevo”? El control de ese proyecto ha ido pasando de las rígidas (pero resbalosas) manos de la ideología a las manos más rápidas, seguras y prácticas de la simple necesidad, de la aspiración, del deseo de los individuos, de los sujetos, de los ciudadanos, es decir, del “pueblo”. Creo que es a esas nuevas lógicas del comportamiento (individual y social) a donde nos llevan los estudios de Oroza y Moreno más que al viejo “sistema de los objetos”.
Como Diderot y D´Alembert en el siglo XVIII, Oroza y Moreno están intentando crear una nueva Enciclopedia, pero esta vez no de la Cultura, de la Tecnología, del Conocimiento, sino de esas mismas grandes palabras, pero escritas en letras minúsculas, en los márgenes, en los pliegues, en las entrelíneas, sin preocuparse mucho por los errores ortográficos o los borrones y tachaduras. No hay que olvidar que si bien Oroza no pudo ser hijo de ningún Siglo de las Luces, fue, por el contrario, un hijo privilegiado del Apagón, del Período Especial y del Plan Tareco. Y eso ofrece grandes ventajas.
Donde otros sólo ven ruinas, engendros, desórdenes, incoherencias, Oroza y Moreno ven creatividad, vitalidad, transformación, crecimiento. Ambos son un extraño par de entusiastas, repletos de optimismo. Tienen plena confianza en que ese caprichoso animal llamado ser humano aún conserva, de la misma manera que hace un millón de años, los mismos impulsos irresistibles de sobreponerse a las dificultades, y que es solamente esa capacidad la que será capaz de transformar el mundo. Que esta transformación comience en el barrio de Coco Solo en La Habana o en el Pequeño Haití de Miami parece ser indiferente.
Orlando Hernández
La Habana, octubre 2009
TIME + TEMP: Surveying the Shifting Climate of Painting in South Florida
From the press release:
This exhibition presents a survey of dynamic work by a selection of South Florida based artists who embrace and incorporate aspects of painting into their practice. A resurgence of painterly tendencies is currently taking hold among artists on a national even international level. Its growing appeal is also evident within the ever expanding contemporary art community in our region.
On view will be work by over 50 artists who are in different ways investigating and pushing prevailing definitions of painting. Boundaries of form have been expanded through a variety of techniques utilizing a broad range of materials. Some pieces have been created specifically for this exhibit yet are made with media other than traditional pigment-based paint on canvas.
Representation and abstraction continue to be very much at the forefront of this genre. However issues which have dominated painterly themes, such as color, surface, narrative and gesture are finding new expressions in a variety of unconventional and energized styles. Our tropical, lush and organic natural environment intersected by gleaming architectonic towers of light, glass and concrete set the stage for fertile and flowing currents of invention which are reflected in this diverse array of works.
Eugenio Espinosa, Gean Moreno and Ernesto Oroza. 2009
If you haven’t seen the current group show at the Centro Cultural Español, do yourself a favor and check it out. The group show, Proyecto Habitar (featuring works by Raúl Cárdenas/Torolab, Santiago Cirugeda/Recetas Urbanas, Democracia, Gean Moreno, Ernesto Oroza, Juan Carlos Robles, and Todo por la Praxis), explores ideas of habitability drawing on everything from architecture to urban decay as subject matter.
The focus today is on the collaborative works of Gean Moreno and Ernesto Oroza. Lately the two have been making works utilizing everyday “unnoticed” objects that have optimal and single-minded purposes. Things such as milk crates, for instance, which are designed and utilized solely for the purpose of transporting milk, the two artists slot these items together into architectural entities in ways that hope to undermine their intended usage.
Today from noon to 2 p.m., Moreno and Oroza were slated to hold a workshop, but the artists opted instead to do something a little different. They’ve gathered a bunch of supplies: scissors, papers, balsa wood, a copy machine, and stacks free magazines of which the pages will be blackened out, and the artists invite workshop goers to come out and engage in discussion and also help them create makeshift collage zines that will document their current project.
Centro Cultural Español: 800 Douglas Rd. Suite 170, Miami 305-448-9677; ccemiami.org
Night Shift (in collaboration with Gean Moreno)
Sleepless Night at Bass Museum of Art and Collins Park 11/7/09. Curated by Jerome Sans.
Sleepless Night 2009 is right around the corner and this year, Bass Museum of Art will once again be the center of activity with “Night Shift,” a collection of installations and sculptures in Collins Park from 6pm – 2am. Set to live music from artist/DJ Jerome Sans, a highlight of the exhibition is a collaborative piece titled “Viking Funeral” that is a monolithic 30-foot Nirvana “t-shirt” that can be explored from the inside out.
The Bass Museum of Art will once again be the center of activity during Sleepless Night with “Night Shift,” a group of exciting and unexpected site-specific installations and sculptures in Collins Park curated by Jerome Sans. Sans was the founder and co-director of the world-acclaimed Palais de Tokyo, the cutting-edge contemporary art center that opened in Paris in 2002. Currently he is Director of one of the first nonprofit art centers in Beijing, the Ullens Center of Contemporary Art, and is Cultural Curator for Le Meridien Group. He was co-curator of the Paris Nuit Blanche in 2006, and is also a rock musician and DJ – he’ll be providing the live soundtrack for “Night Shift.”
Participating South Florida artists include Jim Drain and Brooke O-Harra, Christy Gast, Julie Kahn, Nicolas Lobo, Ernesto Oroza & Gean Moreno, Tom Scicluna, and Frances Trombly. A very unique collaborative piece “Viking Funeral” will also be featured, that is a monolithic 30′ Nirvana “t-shirt” that can be explored from the inside out!
Learning from Little Haiti
It is at work everywhere, functioning smoothly at times, at others in fits and starts: an urban process in which things designed for one particular function are used for another. A standard stock of materials suddenly confronts a logic of construction that reinterprets it completely in uses and contexts that were never imagined for it. At times, this combinatorial propensity—even promiscuity—lying dormant in various artifacts and materials is fired up to such a degree that the apparent inevitability of established typologies and uses are undermined completely.
Research images: http://www.panoramio.com/user/3054569/tags/Learning%20from%20Little%20Haiti
Learning from Little Haiti by Gean Moreno and Ernesto Oroza
e-flux journal issue #6: EXCAVATING THE FUTURE
E-flux Journal Reader 2009 Books:
CCE Miami presents Proyecto Habitar
From Oct 16th through Nov 25th, 2009
Raúl Cárdenas / Torolab. White Noise. 2001. Still
Opening reception: Friday, October 16th, 2009. 8:00 p.m.
Location: Centro Cultural Español. 800 Douglas Road, Suite 170. Coral Gables, FL 33134
Dates: From October 16th through Nov 25th, 2009
Curator: Luisa Espino

Research image. Liberty City. 2008
Since the sixties, cities have changed at a dramatic pace. This has been due in large part to real estate and financial interests, disconnected from collective needs. This deep restructuring has affected both demography and socio-economic configurations. The quality of life within each growing sector of the population has been compromised.
At the end of the Twentieth Century, while some neighborhoods deteriorated, others regenerated socially via occupation by the upper class and so generating a rapid rise in the economic value. Every year, more and more people are displaced from their homes because of abandonment of neighborhoods, land expropriation and re-zoning, rate rises and costs that outstrip salaries. The constant pressures of urban decay, land speculation, the establishment of ghettos, the influx of international migrants or the homeless from neighboring regions makes as essential review of our ideas of habitability.
A group of artists has rallied against these situations, fostering a counter culture where contemporary city decadence is approached from different angles. They challenge housing problems, the use of public space, land speculation, urban settlements on the fringe of legality, enforced desertion of neighborhoods and buildings, urban decay and the formation of ghettos. They demand a new approach to homelessness.
Individual and collective artists such as Raúl Cárdenas/Torolab, Santiago Cirugeda/Recetas Urbanas, Democracia, Gean Moreno, Ernesto Oroza, Juan Carlos Robles and Todo por la Praxis, illustrate the following cases in Madrid, Seville, Miami, Tijuana and Havana.
En un momento en el que las grandes ciudades de los países desarrollados compiten entre sí por convertirse en iconos de modernidad y sus autoridades invitan a conocidos arquitectos a diseñar edificios emblemáticos, está teniendo lugar en paralelo una Arquitectura de la Necesidad o de Emergencia en manos de personas que no detentan grandes estudios de arquitectura, pero a los que las circustancias les han llevado a convertirse en improvisados arquitectos.
Esta exposición reúne varios ejemplos que, aunque distintos y geográficamente lejanos, tienen como denominador común dar visibilidad a construcciones llevadas a cabo por sus propios habitantes, a menudo de manera caótica, en contextos en los que la realidad social ha relegado a un segundo plano la organización reglada que dicta el urbanismo. Situaciones y procesos, en la mayoría de los casos espontáneos, que con el paso del tiempo han dado lugar a verdaderas tipologías en sectores que carecen de servicios sociales y de abastecimiento básicos.
Los artistas y colectivos Raúl Cárdenas/Torolab, Santiago Cirugeda/Recetas Urbanas, Democracia, Gean Moreno, Ernesto Oroza, Juan Carlos Robles y Todo por la Praxis, han dado imagen a algunos casos de Madrid, Sevilla, Miami, Tijuana y La Habana.
Activities at the Cultural Center of Spain are sponsored by the Spanish Agency of International Cooperation to the Development (AECID), Miami-Dade County Department of Cultural Affairs and Cultural Affairs Council, the Miami-Dade County Mayor and Board of County Commissioners.
Schedule is subject to changes. All activities have limited seating. For more information, please visit www.ccemiami.org
Centro Cultural Español
800 Douglas Road. Suite 170
Coral Gables, FL 33134
Ph: 305.448.9677
Paravan (in collaboration with Gean Moreno). Plywod, printed tabloids. 2009
Paravan is a folding screen with a twofold purpose:
1) it is a surface on which we can index the materials and modules that we employ; and
2) it is used to produce functional architectural spaces.
In this iteration it was used as a support display for an archive of milk crate patterns that we have collected and printed in our tabloids, as an index of two of the modules that we have used in the Freddy system, and as the walls of a reading room.
Little Havana Lamp shade. 2008-2009
Clear silicone.
In 1994, in a factory in Los Pinos neighborhood in Havana, after a black-out, a Japanese machine used to produce medical instruments in acrylic got clogged with the hot, melted material inside. The factory’s chief of production quickly ordered all the acrylic, still in a liquid state, to be removed. As the workers pushed the material out, they created a fine cascade of melted pink acrylic that began to accumulated on the floor. Some of the workers, molding it with their hands, began to improvise the shapes of lamps, ashtrays and decorative bowls.
In a few weeks, this technical principle extended throughout the island and individuals began to assemble in their own homes machine that repeated this productive process in which hand gestures were fused with industrial technological principles.
I am interested in how immigrants interpret new technologies and the universal and standard stock of materials that can be found in stores like Home Depot. And how these “technological goods,” available to recent arrivals or to individuals formed in a different a “technological age,” start to insert themselves as possible variants in the home and within the immigrant’s dynamics of survival, in places like Little Haiti and Hialeah. In this sense, I am interested in investigating the meeting of this universal stock with local cultural demands, be they decorative impulses, constructive understandings, or simply religious practices. Processes of hybridization have the potential to open access to innovation, destroying and creating logics and sense, provoking excesses, invasions and reciprocal contaminations that have important repercussions in the city where they happen.
With this lamp project I revise some of Gaetano Pesce’s ideas regarding hybridity of productive processes. Pesce proposes that new technologies are more open to intersecting with variable elements that change their course. He has said, for instance, that computerized production systems should be invaded by viruses, algorhythms capable of inserting distortion into the repetition of mass production, material elements and mechanical forces that will always producing objects that are always different.
Technical info:
Technological Disobedience’s series: Lampshades, 2009
The lamps are produced in two sizes. Two or five tubes of clear silicone (10.1 Oz) are used, respectively.
The material is applied on geometric forms such as shoe boxes and bowls.
The object is completed with electric parts.
Prototype 1: 18”x12”x11”
Prototype 2: 10”x7”x9”
- Little Havana Lamp shade. Ernesto Oroza for Alejandra Von Hartz Gallery 2009. Photo: Oriol Tarridas
- Little Havana Lamp shade. Ernesto Oroza for Alejandra Von Hartz Gallery 2009. Photo: Oriol Tarridas
- Little Havana Lamp shade. Ernesto Oroza for Alejandra Von Hartz Gallery 2009. Photo: Oriol Tarridas
- Information Center. Ongoing archive and architecture. 2009
- Information Center. Ongoing archive and architecture. 2009
Centro de información. Archivo y arquitectura en proceso. 2009
T-shirts impresos, provenientes de tiendas de segunda mano, se utilizan para fabricar cojines de 16”x16”.
Esta tipología de archivo permite que la documentación devenga su propia arquitectura.
Las dos primeras ediciones de estos cojines fueron desarrolladas en colaboración con Gean Moreno:
– Modelo de expansion Quebec, 2010. Catastrophe? Quelle Catastrophe?, Quebec Biennial.
– Decoy, 2010. Farside Gallery, Miami.
Information Center. Ongoing archive and architecture. 2009
Printed t-shirts, from thrift stores, used to make cushions 16 “x16”.
This typology of archive allows the documentation becomes in, or self generate, its own architecture.
Two firsts editions developed in collaboration with Gean Moreno:
– Model of expansion (Qebec) Catastrophe? Quelle Catastrophe?, 2010. Quebec Biennial, Quebec.
– Decoy, 2010. Farside Gallery, Miami.