Documentos contaminados, 1999.
Me interesan los documentos corrompidos, impuros, emponzoñados por la naturaleza y esencialidad del sujeto que investigan. Uno de mis primeros archivos infestados data de 1999.
Ocurrió durante un viaje de un mes por la isla en compañia de Penélope de Bozzi. Estábamos realizando una extensiva documentación en diapositivas con una ayuda económica de FIACRE que Penélope consiguió para producir nuestro libro Objetos Reinventados.
En Holguín pensé que debía diversificar el proceso de registro para ahorrar rollos de diapositivas. Al comprar algunas lámparas improvisadas decidí llevarlas a una casa/estudio de fotógrafo. El señor se dedicaba, según aclaraba el cartel en la puerta de su casa, a tomar retratos en blanco y negro para carnets de identidad, licencias de conducción, visas y pasaportes. Los estudios fotográficos en el hogar estaban entre los escasos negocios permitidos en esos años. Estos fotógrafos disponían de un set improvisado en la sala con una silla y un fondo blanco, posiblemente una sabana, sobre el cual se tomaba la fotografía. Inicialmente yo estaba interesado en contaminar mi proceso de registro con el formato (retrato ID), el fondo (backgound) y otras calidades especificas de este tipo de negocio, pero el fotógrafo fue mas allá e insistió en no salirse de su método de trabajo: me hizo respetar el precio, la cantidad de copias por cada foto y como era la costumbre me pidió recogerlas al final de la tarde. Cada fotógrafo que visité durante ese viaje tuvo similares exigencias.