Apr 272012
 
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Apr 022012
 

The Cuba Collection
Curated by Claudia Miyar & Liz Dimmitt

The Cuban Collection is a body of works by artists from the Caribbean nation, working on the island and abroad. This project is one that we’ve been incubating for some years and with which we feel deep personal connections. We are both from Florida families with close ties to Cuba and communities with deep Cuban roots.

Cuba is a powerful force, evoking mixed sentiments of nostalgia, mystery, longing and hope. Its art often references these complicated emotions and the island’s tumultuous history. Common threads among the artists’ work include: influences from the Spanish colonial and Afro-Cuban heritages, references to isolation and political repression, deprivation and making do with very little, a reliance on the ingenuity and spirit of the Cuban people and romanticizing the past. These themes are often addressed with exacting subtlety, imbuing the work with meaning by the artists’ efforts to communicate their truth without alarming Cuba’s strict Communist government.

With The Cuban Collection we aim to reflect the current trends coming out of the island and give voice to artists in the diaspora, while also paying homage to our own Cuban connections.

Ernesto Oroza, Franklin Alvarez Fortun, Geandy Pavon, Ibrahim Miranda, Jose Iraola, Liset Castillo, Lydia Rubio, Pablo Cano, Armando Marino, Sandra Ramos, Aluan Arguelles

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Apr 022012
 

A year ago the Cuban government issued a regulation that allows to circulate rebuilt cars that have suffered severe crash, corrosion or were neglected. In the past, when a car stopped been used, for the above reason, it was impossible to incorporate them legally. The current law now allows re-registering cars if it retains up to 60 percent of its original features. I’m interested in the speculative possibilities of the remained 40 percent and the implication that this new amendment will have in the general traffic law: a kind of aerodynamic of the legal language.

oroza-diagrama-del-40-por-ciento

De la revolución al revolico (un epílogo provisional)

Por Ernesto Oroza

En Cuba no existen tiendas de autos, ha sido así por más de 50 años. El parque automotriz nacional se reduce a vehículos americanos y europeos anteriores a 1959, a autos para uso oficial, procedentes en su mayoría de la ex Unión Soviética y Argentina y a unas miles de máquinas importadas por técnicos extranjeros y marineros. Un intermitente sistema gubernamental de premios ha facilitado la compra hasta la fecha de otros miles de vehículos a trabajadores afiliados al sector estatal y que pueden probar la proveniencia legal del dinero empleado. Este limitado volumen de automóviles se sostiene por adaptaciones y reparaciones continuas, muchas veces radicales pero invisibles, ilegales, escondidas en las entrañas del vehículo. La integridad de la carrocería, por el contrario, había sido rigurosamente protegida por las ordenanzas viales.

Hace más de un año el gobierno cubano emitió una regulación que permite poner otra vez en circulación a aquellos autos destruidos por un choque, corrosión o abandono. En el pasado, cuando un auto por estos motivos salía de la vía pública resultaba imposible incorporarlo nuevamente. El decreto permite ahora re-inscribir automóviles si se conservan hasta un 60 por ciento de sus rasgos originales.

Seamos conservadores por inercia. Imaginemos la infinitud de posibilidades formales que provee la exigencia de guardar el 60 por ciento original de un fiat polski, o de su pariente ruso, el lada zhiguli. Visualicemos el torrente de singularidad que habita en las tres partes de un quinto para un volga, un moscovitch, un hyundai o un toyota corolla. Como la regulación no exige que el 60% sea un continuo dentro del cuerpo del auto, ¿pudiéramos hallar un 30% al frente y el otro 30 en la parte trasera? ¿Pueden dos puertas izquierdas del auto integrar el por ciento exigido y las dos derechas no? Lo que deseo notar es la matriz especulativa que inscribe la maldita limitación de preservar un 60%. Teóricamente la fórmula- para comprender su potencialidad y exagerar- puede llevarse al entorno molecular: habrá un sesenta por ciento de moléculas de la carrocería del auto que deben mantenerse por ley y un resto que están liberadas del control. Podemos empujar el análisis al ámbito de la historia del diseño: habrá un sesenta por ciento de superficies y componentes inmaculados ideológicamente, como si el desastre hubiera “curado” ciertos segmentos supurados por un lenguaje industrial severo en términos de estandarización, para hacerlos convivir 50 años después con un 40 porciento vernáculo y artesanal. Esa parte original, ese fragmento diseñado flotará como un organismo prehistórico en una sopa de magma ardiente. Si la ecuación en su restricción ya nos parece sutilmente evocadora, percatémonos ahora que la regulación está cediendo, por decreto, un rango del 40 por ciento a la fantasía técnica y formal. Las personas que entrevisté en la calle nombraron cada vez estos autos como “60 por ciento”, creo en oposición que la denominación más adecuada sería la del “40 por ciento”. Bajo mi supuesto, en esos dos quintos del auto se aloja la turbia gloria y germina nuestro zeitgeist. Ahí todo será posible, es la mente vacía. En el lugar antes ocupado por las partes desaparecidas del auto se desborda ahora la piscina genética de la invención.

Para empezar el fenómeno exige nuevos expertos. En los años venideros habrán entendidos del 60 por ciento compitiendo con otros del 40 restante.  Solo hay que darse una vuelta por www.revolico.com para notar que tienes que llamar un experto en ladas o toyotas yari para arreglar un chevrolet. En las narrativas legales encontraremos truculentas maravillas. La batalla de por cientos que tomará lugar en el cuerpo de los autos tendrá un eco en el cuerpo de la ley general del tránsito. ¿Quién y cómo definirá las fronteras legales y físicas entre el 60% y el 40%? En marzo pasado hallé un Peugeot 404 diseñado en 1962 por Battista Pininfarina. El auto muestra el 60 por ciento del diseño original, al menos teóricamente, el 40 por ciento restante no puede ser adjudicado al diseñador de Turín. Los nuevos encuentros y líneas que aparecieron en el maletero, los sistemas técnicos ahora híbridos, los plexiglases de colores que sustituyen las ventanas, los guardafangos inflamados entre otras alteraciones conforman el 40% restante. Creo que las líneas de este auto evocan ahora una aerodinámica vernácula divertidamente especulativa y utópica. La forma de un auto, cuando su fabricante es serio, es también un diagrama de la velocidad, la resistencia del aire, las turbulencias y otras fuerzas del universo sobre el automóvil. Si damos por sentada esa relación y la invertimos, al cambiar la forma del peugeot de Pininfarina estaríamos diagramando y proponiendo las leyes físicas de un nuevo universo. Esta propuesta dejaría de ser delirante si se propone como un modelo de interpretación del caos que provocaran estos autos en su encuentro con la reglas del universo legal. Cuando el auto se alejó pensé que en su movimiento buscaba distanciarse para siempre de su referente, del modelo de estandarización con el cual compartirá desde ahora solo un determinado por ciento. Dos cuadras después hallé otro “40 por ciento”, es un volkswagen por delante y un fiat por detrás.

Diagramas del 40% en Revolico (selección)

1-
Se vende un WILLYS 54 con mecánica de LADA.
Llamar al 7962596 Edy O Damaris.
Precio: 8,500 Cuc
Fecha: Miércoles, 8 de Febrero del 2012, 6:18 PM
– Caja diferencial y mecánica de LADA
– Dirección de MOSKVITCH con cremallera de PEUGEOT y freno de pastilla con hidro gas
– Cerrado con capota de vinil negro
– Montado en goma 14 y llantas originales

2-
Vendo FIAT 125 en excelente estado
Precio: 10,700 cuc
Fecha: Lunes, 5 de Marzo del 2012, 4:06 PM
Fiat 125, Argentino, 1974.
Motor original en perfecto estado
Caja de SEAT 5ta.
Carburador de NISSAN V-12, para ahorro de combustible
Butacas delanteras de TOYOTA YARI
Pizarra de LADA nueva, con todo funcionando
Llantas de aluminio
CD player SONY con 4 bocinas.
Repuestos:
4 gomas nuevas de paquete
Sinfin de la dirección nuevo
Cloche de PEUGEOT nuevo
Bomba de gasolina nueva
Bomba de agua de uso
Contacto: Segundo López, despues de las 6 pm 2092535

3-
Vendo Chevrolet 50 con múltiples adaptaciones de Toyota, me ajusto.
Llamar a Renato 2096375 o 52843954

4-
Vendo Moscovish.S.L
Con motor de petroleo peugeot xud9
Caja de mitsubishi l 300
Diferencial largo de 3.8
Pintado bicapa por fuera y dentro y por debajo pintado de antigravilla
Asientos modernos, todo nuevo
Equipo de musica pioneer
Llantas de aluminio, rin 16
Precio 17.000$ dolares, lo mismo pagado en miami (usa). O en cuba.
Telefonos de contacto:
En cuba: 7931784 fijo casa. Leover
En cuba: 052395852 celular. Leover
En miami: usa. 786 3674756. Lestel

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Apr 012012
 

The Cuba Collection
Curated by Claudia Miyar & Liz Dimmitt

The Cuban Collection is a body of works by artists from the Caribbean nation, working on the island and abroad. This project is one that we’ve been incubating for some years and with which we feel deep personal connections. We are both from Florida families with close ties to Cuba and communities with deep Cuban roots.
Cuba is a powerful force, evoking mixed sentiments of nostalgia, mystery, longing and hope. Its art often references these complicated emotions and the island’s tumultuous history. Common threads among the artists’ work include: influences from the Spanish colonial and Afro-Cuban heritages, references to isolation and political repression, deprivation and making do with very little, a reliance on the ingenuity and spirit of the Cuban people and romanticizing the past. These themes are often addressed with exacting subtlety, imbuing the work with meaning by the artists’ efforts to communicate their truth without alarming Cuba’s strict Communist government.
With The Cuban Collection we aim to reflect the current trends coming out of the island and give voice to artists in the diaspora, while also paying homage to our own Cuban connections.
Ernesto Oroza, Franklin Alvarez Fortun, Geandy Pavon, Ibrahim Miranda, Jose Iraola, Liset Castillo, Lydia Rubio, Pablo Cano, Armando Marino, Sandra Ramos, Aluan Arguelles

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Mar 302012
 
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Feb 032012
 
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Feb 022012
 

arteamericas-2012

“Universal” A video program curated by Grela Orihuela. ARTEAMERICAS 2012
Jairo Alfonso, Monika Bravo, Leo Castañeda, Donna Conlon, David Antonio Cruz, Sebastian Elsinger, Mauricio Esquivel, Jonathan Harker, Karlo Andrei Ibarra, Florencia Levy, Carlos Motta, Martin Murphy and Carlos Rigau, Victor Muñoz, Ernesto Oroza, Antonio Ortuño, Emilio Chapela Perez, Alejandra Prieto, Adan Vallecillo, Antonia Wright and Ruben Millares

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Jan 012012
 
ernesto-oroza-1999-x

Untitled, 1999. B&W 2.12 x 2.44 inches. Edition of 3. Private collection; Miami, Florida.

Documentos contaminados, 1999.
Me interesan los documentos corrompidos, impuros, emponzoñados por la naturaleza y esencialidad del sujeto que investigan.  Uno de mis primeros archivos infestados data de 1999. 
Ocurrió durante un viaje de un mes por la isla en compañia de Penélope de Bozzi. Estábamos realizando una extensiva documentación en diapositivas con una ayuda económica de FIACRE que Penélope consiguió para producir nuestro libro Objetos Reinventados

En Holguín pensé que debía diversificar el proceso de registro para ahorrar rollos de diapositivas. Al comprar algunas lámparas improvisadas decidí llevarlas a una casa/estudio de fotógrafo. El señor se dedicaba, según aclaraba el cartel en la puerta de su casa, a tomar retratos en blanco y negro para carnets de identidad, licencias de conducción, visas y pasaportes.  
Los estudios fotográficos en el hogar estaban entre los escasos negocios permitidos en esos años. Estos fotógrafos disponían de un set improvisado en la sala con una silla y un fondo blanco, posiblemente una sabana, sobre el cual se tomaba la fotografía. 
Inicialmente yo estaba interesado en contaminar mi proceso de registro con el formato (retrato ID), el fondo (backgound) y otras calidades especificas de este tipo de negocio, pero el fotógrafo fue mas allá e insistió en no salirse de su método de trabajo: me hizo respetar el precio, la cantidad de copias por cada foto y como era la costumbre me pidió recogerlas al final de la tarde. Cada fotógrafo que visité durante ese viaje tuvo similares exigencias.

ernesto-oroza-1999-2

Untitled, 1999. B&W 2.12 x 2.44 inches. Edition of 3. Private collection; Miami, Florida.

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Dec 062011
 

Performance Beyond Miami’s Parties
by Paul David Young 12/06/11 Art in America.

The tenth edition of Art Basel Miami Beach was supposed to “reflect a shift toward expanded conceptual, performative and temporal gestures,” according to a curatorial statement. But there was little performance at the main fair, nor at the satellite fairs and events, unless you count the parties.

However, two lecture-performances provided a valuable opportunity to experience two sharply contrasting uses of this very current art form: Hennessy Youngman’s NADA-sponsored The History of Art Part 1 in the lobby of the Deauville Hotel on Dec. 1, and Ernesto Oroza’s Architecture of Necessity at the Fluxus-inspired exhibition “Four Minutes, Thirty-Three Seconds” at LegalArt, curated by Omar Lopez-Chahoud, on Dec. 2. The lecture-performance is often an ironic institutional critique of suspect curatorial practices, museum politics or art history. Terence Koh’s recurring Art History, for example, involves a rapid-fire series of images that he explains using incomprehensible babble.

Youngman is known for irreverent online videos that combine street talk and glib attacks on specialized art vocabulary, but History of Art Part 1 amounted to a sad commentary on the catchall of “art performance.” After several sound checks, the bearded Youngman, wearing a red Spiderman baseball hat, khaki shorts, gold chains, a BET leather bomber jacket and ankle boots, took his seat between some potted palms and began to read as a video projected behind him. Soon he announced that part of the script was missing, disappeared for a while and returned, without any additional material.

Youngman’s “history” began with the paper tiger of the artist as a mythic loner, a shaman “bringing magic into the world.” He railed briefly against the “MFA industry” of art education for producing “a creative class more like a search engine,” though, to the extent that he completed his performance, it was clearly itself a product of Google. He didn’t get very far before leaning into some racial comments about the crowd, a theme reprised throughout the performance. “Talking to a bunch of white people in the lobby is kind of weird. I need a lot of alcohol to cope with that.” Later, he said he saw “four brown people here” and described the audience as a “sea of milk with some chocolate chips in it.”

His refutation of the artist as lone protagonist was a belabored drug joke. He claimed that many historical figures, perplexingly mostly not from the history of art (the Incas, Pizarro, Thomas Edison, Sir Arthur Conan Doyle, Freud, Richard Pryor), had achieved something not because of “divine Providence” but because they had a “secret ally.” Then he trotted out pictures of work by Donald Judd and Carl Andre, facetiously asserting that they made their breakthroughs with the help of cocaine.

At this point, Youngman, bored, abandoned the lecture, turned off the video projection, and spent the rest of his time walking among the crowd, asking audience members general questions. “Are you an artist? A collector?” “Why are you here?” He warned the crowd, “Don’t come to NADA if you’re an artist because you’ll leave very depressed.” Youngman didn’t explain why that might be true. (In fact, the NADA fair was more vibrant than the main fair.)

Approaching one young woman, he inquired about the quality of his performance. “It’s pretty boring, right?” The woman sheepishly admitted, “A little . . . ” to which Youngman replied, “Should I just play music?”

He announced, “I’m going to keep doing this until you guys leave. This is called performance art.” Indeed, the eager crowd that had gathered was almost entirely gone by the time Youngman stopped the in-crowd interviews. The ending was hardly noticed by the people in the lobby who had wandered off to talk or drink the free Grolsch beer. To paraphrase Youngman, if this is performance art, it does require a lot of alcohol to make it tolerable.

By contrast, the unironic Ernesto Oroza, a Miami-based artist who resided in Cuba until four years ago, took his lecture entirely seriously, at least until he set fire to a pencil using live electric wires attached to a plastic sandal and then tried to operate a fan connected to a rotary telephone.

The pencil ignition was the illuminating conclusion to Oroza’s exploration of Cuban domestic innovation in response to the shortages and regulations of the Castro regime. Oroza was pleasantly low key, showing and describing rather than opining or advocating. An artist working with the ephemerality and low-tech predisposition of Fluxus, the raven-haired Oroza fingered his black plastic glasses, while operating his laptop and reading from a folded typed script that he had removed from his pocket.

Oroza explained how Cuban Marxism turns home ownership into a game of cat and mouse. With strict regulation on property ownership and construction, Cubans assert ownership piecemeal, establishing a stairway or extending the floor plan like a tendril to enclose a nearby freestanding wall. You can’t build a stairway, so you build ascending platforms that that functions as such, but is nonstandard enough to escape prohibition.

With a slideshow illustrating vernacular Cuban architecture, Oroza showed the absurd but delightful effects of this system. He illustrated its transformative potential through photographs of strange building fragments that he described as “the potential house.” A wrought iron handrail of an exterior staircase, breathtakingly irregular, had been created to avoid appearing to be a handrail. It curved in beautiful, organic curls, folding in, one on the other, not a stairway railing after all, but a primal kind of sculpture, site-specific and expressive of an individual will to overcome the impossible.

Oroza considered this “architecture of necessity” to be an instance of the total Cuban social adaptation to the island’s economic isolation, the most famous example of which is the country’s bizarrely well-preserved fleet of 1950s cars. For Oroza, this Cuban resourcefulness engenders a “pre-cultural sense of eating and sleeping,” a state that seemed momentarily desirable.

Oroza’s finale coaxed out the showman in him. Installed on the wall in the exhibition space of the superbly installed “Four Minutes, Thirty-Three Seconds” was Oroza’s black plastic sandal with two live wires protruding from it. Oroza placed a graphite pencil across the live wires and it burst into flames. He repeated the trick, explaining that this was a common practice in Cuba where there are no matches. Smokers set pencils on fire with electricity to light their cigarettes. (Don’t try this at home.) It was a vivid, comic illustration of human perseverance and a nice bit of stage pyrotechnics. After the final explosion, Oroza installed the burnt pencils in a row atop the electrical conduit feeding the socket, where they remain until the exhibition closes, Jan. 31.

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Dec 062011
 
Light a fire with your house. Redrawing LegalArt's building. Electrical system, pencil, plastic sandal, text on wall, action. 2011 (Left). Moral Modulor's Drawings Project "When anthropometric dimensions become a metaphor for moral dimensions", newspaper, cut 2011 (center) Potential House. From Architecture of Necessity, 2008 (right).

Light a fire with your house. Redrawing LegalArt’s building. Electrical system, pencil, plastic sandal, text on wall, action. 2011 (Left).
Moral Modulor’s Drawings Project “When anthropometric dimensions become a metaphor for moral dimensions”, newspaper, cut 2011 (center)
Potential House. From Architecture of Necessity, 2008 (right).

“Four Minutes, Thirty-Three Seconds” LegalArt, Miami. Curated by Omar Lopez-Chahoud. Press release
“Four Minutes, Thirty-Three Seconds” revisits the liberated attitude towards the creative process that defines the Fluxus movement. This project coincides with significant exhibitions happening at MOMA, NY; the Grey Art Gallery; NYU and at the Storefront for Art and Architecture, in collaboration with Performa 2011. This leads us to reflect on the similar attitudes between Fluxus actionists and a younger generation of artists as well as the socio-economic context in which these responses arise.

The title of this exhibition makes reference to a piece by composer John Cage, a notable influence on the Fluxus work of Lithuanian-born artist George Maciunas. Maciunas (1931-1978) organized the first Fluxus event in 1961 at the AG Gallery in New York City and the first Fluxus festivals in Europe. The Fluxus art movement in the 1960’s and 1970’s was characterized by a strongly Dadaist attitude, promoting artistic experimentation mixed with social and political activism. Often celebrated anarchistic change, Fluxus members avoided any limiting art theories and spurned pure aesthetic objectives. Their activities resulted in events or situations often called Aktions (works challenging the definition of art) and included performances, guerilla or street theater and concerts of electronic music, many of them similar to what in America were known as Happenings.

In the spirit of the Fluxus tradition, Omar Lopez-Chahoud has invited local and international artists, collaboratives, situationists, and curators to present projects in the form of publications, events, discussions, performances, situations, and other actions. These groups and individuals will activate the space in a way similar to the Happenings of the Fluxus Movement, inspired by an anti-art and anti-consumer enthusiasm. Participants in this exhibition include: Augurari Editions, Rodolfo Andaur, Hackworth Ashley, Spring Break, Monserrat Rojas Corradi, Cat Dove, Viking Funeral, Andrea Galvani,  Jay Hines, Scott Hug, Karlo Ibarra, Carlos Irijalba, Brookhart Jonquil, Jason Keeling, Kristin Korolowicz, Liz Magic Laser, Nicolas Lobo,  Gean Moreno, Richard Mosse, Ernesto Oroza, Gaston Persico, Manny Prieres, Print and Paste Collective (FAU), Megan Riley, Tom Scicluna, Joaquin Segura, SOMA, Natika Soward, Lara Stein Pardo, Suzanne Stroebe, Third Streaming/Yona Baker, Cecilia Szalkowicz, TM Sisters, Pinar Yolacan and others.

Omar Lopez-Chahoud has made use of his LegalArt residency as a lab for ideas, strategies and questions that organically shape the content of this exhibition. This project, like Cage’s composition, creates a potential space for creative energy and responses, facilitating a fertile dialog with the community outside of the traditional gallery venue. Publications produced by artists, curators, and art organizations will be available for research on the second floor of LegalArt. The exhibition continues on the fourth floor with multimedia installations and performances.

read Art in America review

Rethinking home from a pragmatic and criminal perspective. I am using the electrical system to “redrawing” the house. The action is connected with thousands of gestures individules that reimagine the urban infrastructures.

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Nov 062011
 

“Four minutes, thirty-three seconds”
Curated by Omar Lopez-Chahoud
LegalArt, Miami.

legalart-postcard

FOR IMMEDIATE RELEASE

LegalArt
1035 N Miami Ave
Miami, FL 33136
Contact: Dominique Breard
info@legalartmiami.org
786-347-2360
legalartmiami.org

“FOUR MINUTES, THIRTY-THREE SECONDS”, CURATED BY OMAR LOPEZ-CHAHOUD
Brunch Reception: December 2nd, 2011 9am- 1pm
Exhibition runs from November 30th to January 31st (Tuesday – Friday 12pm – 5pm)

LegalArt is proud to present “Four Minutes, Thirty-Three Seconds” an exhibition by visiting curator Omar Lopez-Chahoud inspired by the 1960’s Fluxus Movement. This exhibition will take place on the 2nd and 4th floor of LegalArt, with a reception on December 2nd from 9am to 1pm at the time of LegalArt’s “Art Basel Collector’s Brunch”.

“Four Minutes, Thirty-Three Seconds”
 revisits the liberated attitude towards the creative process that defines the Fluxus movement. This project coincides with significant exhibitions happening at MOMA, NY; the Grey Art Gallery; NYU and at the Storefront for Art and Architecture, in collaboration with Performa 2011. This leads us to reflect on the similar attitudes between Fluxus actionists and a younger generation of artists as well as the socio-economic context in which these responses arise.

The title of this exhibition makes reference to a piece by composer John Cage, a notable influence on the Fluxus work of Lithuanian-born artist George Maciunas. Maciunas (1931-1978) organized the first Fluxus event in 1961 at the AG Gallery in New York City and the first Fluxus festivals in Europe. The Fluxus art movement in the 1960’s and 1970’s was characterized by a strongly Dadaist attitude, promoting artistic experimentation mixed with social and political activism. Often celebrated anarchistic change, Fluxus members avoided any limiting art theories and spurned pure aesthetic objectives. Their activities resulted in events or situations often called Aktions (works challenging the definition of art) and included performances, guerilla or street theater and concerts of electronic music, many of them similar to what in America were known as Happenings.

In the spirit of the Fluxus tradition, Omar Lopez-Chahoud has invited local and international artists, collaboratives, situationists, and curators to present projects in the form of publications, events, discussions, performances, situations, and other actions. These groups and individuals will activate the space in a way similar to the Happenings of the Fluxus Movement, inspired by an anti-art and anti-consumer enthusiasm. Participants in this exhibition include: Augurari Editions, Rodolfo Andaur, Hackworth Ashley, Spring Break, Monserrat Rojas Corradi, Cat Dove, Viking Funeral, Andrea Galvani,  Jay Hines, Scott Hug, Karlo Ibarra, Carlos Irijalba, Brookhart Jonquil, Jason Keeling, Kristin Korolowicz, Liz Magic Laser, Nicolas Lobo,  Gean Moreno, Richard Mosse, Ernesto Oroza, Gaston Persico, Manny Prieres, Print and Paste Collective (FAU), Megan Riley, Tom Scicluna, Joaquin Segura, SOMA, Natika Soward, Lara Stein Pardo, Suzanne Stroebe, Third Streaming/Yona Baker, Cecilia Szalkowicz, TM Sisters, Pinar Yolacan and others.

Omar Lopez-Chahoud has made use of his LegalArt residency as a lab for ideas, strategies and questions that organically shape the content of this exhibition. This project, like Cage’s composition, creates a potential space for creative energy and responses, facilitating a fertile dialog with the community outside of the traditional gallery venue. Publications produced by artists, curators, and art organizations will be available for research on the second floor of LegalArt. The exhibition continues on the fourth floor with multimedia installations and performances.

On December 2nd a series of panel discussions, performances and open studios will be taking place. See schedule below.

Second Floor:
11:00am Ernesto Oroza: “Architecture of Necessity” The panelist talks about how Cubans intervene in architecture out of necessity and everyday survival in Cuba.
12:00pm Rodolfo Andaur: “Local Reality as Memory Desertification, Contemporary Art in the North of Chile” The Chilean curator talks about the political and geographical impact of art in the North of Chile.

Third Floor:
9:00am – 1:00pm Art Basel Brunch Reception
9:00am – 1:00pm Open Residency Studios: Viking Funeral, Pachi Giustinian, Jiae Hwang, Brookhart Jonquil, Manny Prieres and TM Sisters

Fourth Floor:
Performance schedule TBA

read Art in America review

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  •  November 6, 2011
Oct 232011
 

La probeta de hormigón (concrete test specimens) es un objeto asociado tecnológica e históricamente a la arquitectura moderna. En Cuba se han acumulado cientos de miles por toda la isla en los últimos setenta años y el conjunto de esta totalidad conforma un estrato reposado y abstracto, un sedimento geológico de hormigón que diagrama el suceso de la modernidad y la implementación de la industrialización en la arquitectura cubana.

Es un cilindro rectangular que tiene, por norma, 6 pulgadas de diámetro por 12 pulgadas de altura (15cmx30cm), aunque otras proporciones existen. Su composición, que es la del concreto deriva de una mezcla de agua y cemento a la cual se le añaden los agregados finos y gruesos como la arena y la grava.

El objeto se produce para evaluar y controlar la producción del hormigón ya sea en la fábrica o durante la construcción (in situ) de una obra arquitectónica o ingenieril. Cuando se producen durante el proceso de edificación se usan muestras que comparten similares condiciones con el material empleado en la construcción. Para esto se toman porciones de la mezcla preparada y se vierten en los moldes cilíndricos (metálicos) de los cuales resultan las probetas.

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Antes de extraer el cilindro resultante del molde se graban en una de sus caras circulares los códigos de la producción y la fecha del día. Estos datos distinguirán por siempre a la probeta de las otras producidas allí ese día o en cualquier otro lugar y tiempo. Las muestras se secan y curan para evaluarlas posteriormente y constatar la calidad del mortero, la homogeneidad, el peso y la potencial resistencia a distintas presiones y factores ambientales. Las probetas producidas en la fábrica se prueban después de dos meses y medio (72 días) de curadas y las creadas en el lugar de una construcción se prueban rápidamente para responder a la inmediatez del proceso productivo.

Se puede pensar que en algunos casos las probetas condensan el material empleado en los edificios, en otros casos, el material discriminado, la mezcla que fue excluida de los inmuebles. Es decir, en ocasiones el objeto participa de la memoria urbana compartiendo genes y emparentado por la exactitud de la mezcla con las columnas, vigas, losas de veredas y los techos de la ciudad. Pero  en otras ocasiones participa de las zonas abstractas y desdibujadas del fallo, de la materia marginada, del error humano. Ambas posibilidades son interesantes de repensar e invitan a una mirada especulativa en torno a la ciudad.

Las probetas revelan la época, la tecnología constructiva y la materia usada en edificaciones importantes para la modernidad y de otras aun no incluidas en una mirada histórica mas abarcadora e inclusiva de este período. Desde una probable relación de todas las probetas de la Habana se evocarían algunas obras arquitectónicas y asentamientos urbanos importantes. Pienso en las probetas derivadas del edificio de apartamentos duplex en 23 y 26 de 1952, en otras provenientes de las cabañas experimentales de la playa Jibacoa de 1959, o del edificio de apartamentos en Malecón y F  de 1967 y del Palacio de Convenciones de la Habana de 1979, todos proyectos de Antonio Quintana. Habrá muchas por la zona sureste de la Habana en el barrio Residencial Obrero de 1944, concebido por Pedro Martínez Inclán en colaboración con Mario Romañach, Antonio Quintana y Jorge Mantilla. Me gusta pensar que hay algunas probetas acostadas en la Habana que conservan la materia precisa que dio forma al edificio de la Calle C entre 29 y Zapata, en el Vedado (Compañía de Inversiones en Bienes y Bonos, S.A.) de Mario Romañach o su peletería “California” de 1951, y habrá algunas humildes salidas de la casa del Médico de la Familia en Armas y A en Lawton de 1992 o las del edificio de Linea y 12 que tardó mas de 20 años en terminarse. Las probetas, por lo general, permanecen merodeando los edificios que representan, en los límites de los jardines o circunscribiendo los perímetros de viviendas aledañas. Su peso específico la ancla a la zona de procedencia, sus desplazamientos son escasos y lentos, puede que se alejen cien o doscientos metros, no mas. El listado hipotético de estos cilindros de concreto apuntaría tanto a las fisonomías de los inmuebles como a las historias culturales que estos protagonizan. La permanencia de las probetas en las zonas donde fueron fabricadas las hacen testigos de la deriva, en términos sociales, del edificio que las engendró.

estrcutura

Hay probetas en otro grupo que apuntan hacia una fórmula que fue violada ya sea por un desvío de materiales en una construcción o simplemente porque un obrero se excedió con el agua haciendo débil la mezcla. He encontrado algunas muy agrietadas, con los bordes carcomidos, supongo que nunca fue usada esa mezcla, o si lo fue hay algún edificio por ahí en igual estado de deterioro y resquebrajamiento.

Lo cierto es que hoy se acumulan y derivan ambos grupos, mezclados todos los índices, digeridos sin distinción por el tiempo y las ciudades de la isla. Inscribo el mapa en la isla porque hay que poner limites geográficos -que ya los tiene en términos históricos- pero podemos imaginar cuantos cilindros deambulan hoy por rincones de Brasilia y los barrios de la Ciudad de México y Caracas.

Creo que las cifras marcadas en los cilindros, las fechas y otros signos en sus caras circulares, completan la función indicativa en la urbe de los procesos constructivos desarrollados en los últimos decenios.  Por un lado estas fechas se consagran a una epifanía. Al instante milagroso de la dosificación perfecta, a proporciones ideales de agua y cemento, a temperaturas precisas de secado, a un clímax inmejorable de homogeneidad y fusión. Por otro lado estas fechas tienen una latencia biográfica. He buscado por años una que tenga mi fecha de nacimiento. Creo que al menos habrá una en toda la isla y esa probeta probable es también un índice de mi resistencia, o de mi falta de esta. He buscado insistentemente en las probetas que rodean los jardines del Ministerio de la Construcción efemérides marcadas en el cemento húmedo de la historia nacional: miércoles 31de diciembre de 1958, el sábado 15 de Abril de 1961, el martes 15 de Abril de 1980. ¿Será que esos días  no se construyó nada?  He encontrado muchas que parecen menos significativas pero resultan igual de inquietantes porque pueden apelar a historiografías no hechas, a eventos oscuros no contados, a días que solo se nombraron en un cilindro de hormigón: ¿que habrá ocurrido el domingo 30 de Julio de 1972 o el miércoles 13 de Mayo de 1981? Creo que este cilindro tiene una potencialidad enorme para fecundar y constituir diversas nociones historiográficas y sugerir nuevos umbrales especulativos.

Sin duda el conjunto de estos cilindros, desde el primero que se fabricó en la isla hasta el más fresco pueden erigir un museo de la arquitectura moderna cubana. Sería un edificio abstracto con muros-displays hechos con las probetas, un museo sin techo y con suelo de tierra y hierba o quizás hecho con probetas enterradas o sencillamente acostadas. Para producir los muros podrían disponerse filas dobles cuando sean muros altos o en filas de a uno cuando sean muretes. Algunas probetas semi enterradas podrían funcionar como trabas para evitar el corrimiento. No tendrá ni puertas ni ventanas pues no habrá material alguno mas que las probetas. Serán muros encontrados, muros paralelos, otros tangenciales. Algunos muros curvados formarían pabellones que pueden destinarse a épocas especificas, a arquitectos importantes, a edificios emblemáticos. Un pabellón largo como un pasillo infinito y sugerente seria el pabellón del desvío de recursos, estaría conformado por probetas fracturadas, desmoronadas, ruinosas que apelaran a construcciones ilegales o a habitaciones parásitas en lejanos puntos de la ciudad jamás diseñadas por un arquitecto. Otro podría ser el salón del concreto etéreo, el del hormigón que flota en los techos voladizos y en las marquesinas de tantos edificios modernos habaneros. La sección de la “mariposa” de la Ciudad Deportiva será quizás la mas estimulante en este sector. El museo podrá tener al centro de sus áreas o en su periferia acumulaciones de configuración creativas como las que se encuentran en jardines de la ciudad y en los rincones conmemorativos y políticos. Algunas formaran grupos que se propondrán como asientos infinitos, escaleras y rampas, estanques y pozos. Otras disposiciones no podrán ser asociadas a nada, serán exploraciones estructurales creativas. Los hacedores de este museo no deben ser arquitectos, creo ellos no son los versados en el uso de esta materia, los expertos son los vecinos de los edificios hechos por arquitectos. Las amas de casas que adoran sus jardines, los agricultores aficionados, los adornadores de cuadras, los que han construido con probetas los muros de sus baños improvisados. En este sentido el museo será también un índice de todos esos usos que de la probeta se han hecho en la ciudades cubanas y del mundo. Porque este pudiera ser también un museo internacional.

El museo de las probetas puede ser leído también como un mapa urbano del cual el “edificio” se excluiría a si mismo. En sus cúmulos, en los conjuntos de probetas que formen sus muros se reunirán teóricamente los puntos de la ciudad donde estos cilindros se fundieron. Es un mapa que podrá ser modificado infinitamente. En ocasiones las probetas podrán agruparse cronológicamente para responder a ciertos conceptos museográficos o disponerse siguiendo una secuencia topográfica para responder a otras exigencias. Sería sin dudas un buen lugar para alojar muestras de otras practicas, muestras que se sirvan del indice histórico pero también muestras de archivos informes o de objetos y sistemas inclasificables como lo es la probeta[1]*.

No estoy seguro aun si este edificio pueda entenderse como un museo de la probeta misma. Creo que el museo puede diagramar la capacidad de evocar, de indicar del cilindro, pero un museo sobre este objeto sería un museo sobre nada, que no estaría mal. Y es que he intentado, sin éxito, ubicar la probeta en alguna categoría común con otros objetos contemporáneos.  En términos tipológicos he fallado cada vez. No pertenece ni al orden de la materia prima aunque participe de la creación de esta. Es decir, comienza siendo materia prima pero en el instante que se conforma como una muestra queda separada del destino común al material de construcción. Tampoco puede ser interpretado como un objeto arquitectónico porque, aun siendo un objeto construido durante el proceso de fabricación del edifico no habita posteriormente ningún sistema funcional en la arquitectura. Es cierto que podemos hallarlo integrando objetos arquitecturales vernáculos como limites de jardines, calzando construcciones precarias, e integrando muros o cimientos pero esta funciones no están relacionadas con su origen y responden a una reinterpretación posterior a su función tecnológica y social. Pretendí, en este sentido, asignarlo al orden de los desechos pero tampoco parece aceptar esa ubicación.

Lo interesante es que al no participar de estos estados comunes a la materia arquitectural tampoco lo hace del universo cultural en el cual estas tipologías se inscriben. Difícilmente puede ser leído como parte del escenario de una ruina, tampoco como integrante de un estilo o de tipologías arquitectónicas precisas. Existe en el marco de una tecnología constructiva específica pero su difícil definición tipológica le permite evitar categorías culturales obvias. No parece fácil de imaginar participando de secuencias vivenciales como bajar una escalera o dormir bajo ella, atravesar una puerta, por lo que no podría participar de ficciones grandilocuentes y retóricas. Digamos que la posible narrativa donde esta probeta participe sería tan enmarañada y aburrida como este texto.  La clarificación parece ocurrir únicamente en el campo de las herramientas aunque ahí también se complica la categorización. A pesar de su materialidad concreta su presencia en el mundo responde a la virtualidad de una estadística: el cilindro es únicamente el resultado de una herramienta de pruebas y de un proceso de medición y control.

Aceptarlo como un ente virtual no esta mal. Podemos reconocer la potencial diversificación, hasta el infinito, de su constitución. Y es que puede decirse que las contradicciones e inasibles clasificaciones están activadas desde su origen. Los exigentes procesos de estandarización y normalización aplicados a su producción se confrontan con la diversidad exponencial, en términos métricos, químicos, ambientales, que provee la combinación de cemento, agua, arena y grava. Y esta confrontación apunta a la singularidad de las probetas. Particularidad atrapada por siempre en los signos de sus caras, aun en la de los llamados cilindros compañeros. Se trata de probetas “idénticas”, muestras de una misma mezcla pero de las cuales se espera se comporten de manera diversa cuestionando el milagro de su singular composición y considerando la variabilidad de las condiciones ambientales sobre el secado o las distintas fuerzas que recibiría dicha mezcla en la estructura.

Creo que aun sin ser nada la probeta es. Es, por ejemplo, un módulo óptimo para especular. Su geometría implica y propicia una modulación, su forma y su peso proponen combinaciones posibles. Este cilindro de concreto es un vector excelente para invadir territorios con ideas y con preguntas. Cada interrogación que hagas al cilindro de hormigón, en su carácter genérico, se lo harás a todos los cilindros. Cada solución que hagas en tu jardín con una de estas probetas la estarás endorsando, como potencialidad, a todas las otras probetas del mundo. Cada especulación con este cilindro de concreto sobre la gramática de la urbe devendrá un patrón posible, una red expandida y abstracta de hormigón.

Ernesto Oroza, Schöneweide, 2011


[1] He proyectado para este museo hipotético una exposición de antenas vernáculas concebidas para decodificar y “robar” la señal de la emisora estatal de radio “para Centros de Gastronomía  y Comercio de Ciudad de la Habana”.  Los creadores de estas antenas las ocultan en cajas pequeñas de plástico y mas comúnmente en el interior de autos de juguete. Esa es la razón por la cual hay tantos televisores y radios en la Habana atados con un cable delgado a pequeños autos de carrera o a camiones de bomberos y autos de policía. Una exhibición de estas particulares antenas insertaría en el museo otro mapa especulativo. Ver antena aquí
* He comprobado recientemente que ya no existe la señal  de radio mencionada. (nota del autor, marzo/2012)

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Oct 132011
 

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Jenny is part of a series of projects that explore objects that have been taken out of the infrastructures and circulation systems for which they were designed, and have subsequently been employed in unexpected ways. The goal of these projects is to recognize and record the new logics that are applied to these objects, while, at the same time, attempting to push further the productive and re-purposing impulses that underscore them.
Jenny is a modular unit that exploits the stackability of milk crates in order to optimize the use of these objects and to produce functional architectural spaces. It has been used as screen room seating, a display structure, and a bookshelf.
Jenny comes in two sizes: 48” and 72”. Each sized is indexed by a different color.

A text on generic objects was published in E-FLUX JOURNAL 18.

Jenny

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